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Mostrando entradas de noviembre, 2017

La cúpula 82 (II)

Partir hacia nueva vida, ese siempre fue su sueño. No le gustaba demasiado el sector 27, dedicado a la educación y a los niños. Sólo había aguantado por sus méritos, aunque reconoce que se les coge cariño a esos cabroncetes con los años. Su nuevo destino, el sector 12, era un centro arqueológico de nivel 5, con excavaciones en yacimientos no anteriores a la Gran Guerra Nuclear del 2198. Todo allí abajo, porque tenían que meterse muy hondo en la tierra, era fascinante y, a la vez, peligroso. Una vez, un compañero, anterior a su llegada, estaba en el antiguo centro de investigaciones médicas y se contagió de una enfermedad desconocida. Afortunadamente ahora disponían de nanobots superavanzados que podían curar cualquier enfermedad, realizando análisis en el propio cuerpo y actuando en consecuencia. Ella iba ese mismo centro y le daba miedo, aunque desde entonces se contaban con medidas de seguridad muy estrictas para evitar que se repitiera la experiencia. Según llegó, su superior le d

La cúpula 82 (I)

Por fin había terminado el día. Siempre es duro despedirse, aunque sea inevitable la separación, pero los niños son así. Llevaba con ellos desde que tenían 3 años; edad en la que se formaban los primeros grupos de estudio. Le daba pena, porque al volver, sus alumnos ya no estarían; a los 12 años de edad empezaba la especialización, es decir, iban a diferentes centros según sus habilidades. Los más dotados intelectualmente irían al Instituto de Estudios Avanzados, donde estudiarían ciencias teóricas y aplicadas: medicina, ingeniería, biología, etc. Algunos privilegiados podrían estudiar psicología y otras ciencias sociales, solo permitidas a unos pocos intelectuales de más alto rango. El arte estaba prohibido, fuera de lo que El Concejo aprobara, y cualquier expresión artística no autorizada estaba castigada. El resto serán mandados al Instituto de Capacitación Profesional y formarán el engranaje que hace que funcione esta colonia: cocineros, agricultores, limpiadores, mantenimiento

La habitación de los espejos

Por fin llegó el día en el que Carlos y Estrella se mudarían a su nueva casa. Y menuda casa, un palacete en medio de una finca de olivos inmensa. Construida en el siglo XVIII, hacía más de 50 años que nadie la compraba o vivía allí. No comprendían el por qué, aquella inmensa casa era preciosa, espaciosa y con mucha luz. Y qué decir del paisaje circundante... un inmenso olivar, tan solo cortado por el único camino de entrada. La reforma había durado más de lo esperado, casi un año. Resulta que una casa de esas características hay que hacer restauraciones de todo lo que es la fachada y eso es un trabajo delicado que lleva su tiempo. Cambiar por completo las instalaciones de electricidad y agua fue pan comido, en comparación. Los primeros días todo fue un abrir cajas y clasificar pertenencias. Casi sin tiempo para explorar su propia casa. Por fin, tras una semana se habilitar las estancias que iban a ser ocupadas de forma inmediata y continuada, se pusieron a explorar las "otras

La jefa

Cuando el joven Diego pidió en matrimonio a Alejandra, su novia desde hacía 3 años, nunca se imaginó la "prueba" a la que ella lo sometería para poder conseguirlo. Vivían en un barrio marginal a las afueras de una ciudad asquerosa, en un país ya de por sí pobre y arruinado, donde la mafia mandaba más que el gobierno o las fuerzas del orden. Todo aquel que quería tener una vida medio decente tenía que entrar en la "familia". De modo que Alejandra le dijo a Diego que se casaría con él el día que trabajase para "La jefa" la cabecilla de la mafia local, le insistió en que hasta que no fuera su mano derecha no aceptaría ser su esposa.  La tarea era ardua y podía llevarle varios años conseguirlo. Él no quería, pero sabía que era la única manera de sobrevivir en aquel estercolero y casarse con Alejandra. Le daba miedo y asco. Sabía que para llegar a un puesto como ese hay que extorsionar, secuestrar, dar palizas y...matar. No iba a ser fácil ni bonito ni rápi