La jefa
Cuando el joven Diego pidió en matrimonio a Alejandra, su novia desde hacía 3 años, nunca se imaginó la "prueba" a la que ella lo sometería para poder conseguirlo.
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Vivían en un barrio marginal a las afueras de una ciudad asquerosa, en un país ya de por sí pobre y arruinado, donde la mafia mandaba más que el gobierno o las fuerzas del orden. Todo aquel que quería tener una vida medio decente tenía que entrar en la "familia". De modo que Alejandra le dijo a Diego que se casaría con él el día que trabajase para "La jefa" la cabecilla de la mafia local, le insistió en que hasta que no fuera su mano derecha no aceptaría ser su esposa.
La tarea era ardua y podía llevarle varios años conseguirlo. Él no quería, pero sabía que era la única manera de sobrevivir en aquel estercolero y casarse con Alejandra. Le daba miedo y asco. Sabía que para llegar a un puesto como ese hay que extorsionar, secuestrar, dar palizas y...matar. No iba a ser fácil ni bonito ni rápido.
Durante los dos primeros años, fue un pringao que se dedicaba a cobrar deudas, amenazar y dar palizas, a tenderos y socios que no entendían que la protección se paga. Tras eso, un día, lo llamaron para una entrega. Ser conductor era un ascenso en toda regla: cobras más y no das palizas, solo hay que ir desde A hasta B sin hacer preguntas ni cotillear. Así estuvo otro año hasta que, una de sus entregas, resultó ser un secuestro y tuvo que participar como chófer, cosa que no dejó de hacer desde entonces. Se convirtió en el chófer oficial para los "trabajos delicados".
Alejandra estaba satisfecha con lo que iba consiguiendo y le animaba a seguir así, su nivel de vida iba mejorando por momentos, a este ritmo en unos pocos años podrían casarse.
Diego siguió haciendo de todo para la "familia", poco a poco fue haciéndose imprescindible para todo, escalando puestos hasta que el gran día llegó. en 10 años nunca había visto a "la jefa", había oído decir que era implacable, que nadie se atrevía a llevarle la contraría, una mujer dura y con una sangre fría que helaba estancias enteras, con un carácter fuerte e indomable, y una experimentada torturadora y asesina sin remordimientos.
Le dijeron que cuidara su aspecto para ir a conocerla, y se puso su mejor Armani para la ocasión, un traje oscuro y serio, muy profesional. Estaba aterrado, cualquier cosa podía pasar en esa reunión, si no le gustaba o le contrariaba, incluso podría hasta matarlo. Vomitó antes de salir de casa por el estrés y se marchó a la mansión. Una vez allí lo condujeron a una sala donde le hicieron esperar una hora más. Cuando llegó su turno, se levantó despacio, como queriendo retrasar el momento hasta el último e inevitable segundo, se dirigió a la puerta, entró y... casi le da un shock cuando descubrió que su querida Alejandra era "la jefa", le había estado preparando para su vida como patriarcas.
Información:
Es parte del concurso semanal del Grupo de Escritura Creativa Cuatro Hojas, de Facebook.Próximamente el enlace a los otros relatos presentados.
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