El descubrimiento
Richard cruzó la calle sin mirar siquiera, iba corriendo tan deprisa que ni miraba por donde. Lo primordial era esconderse bien y rápido. Ya había visto a aquel hombre en tres ocasiones y aquello no podía ser casualidad, no en su trabajo. Ser espía empresarial era un trabajo de riesgo, propio de la Guerra Fría. No eran pocos los conocidos del mundillo que habían "desaparecido". Aquello le tenía paranoico. Su aspecto, por lo menos, era el típico de persona normal que no recuerdas ni haberte cruzado por la calle al segundo de haberlo hecho. Y eso era una enorme ventaja. El tipo que le perseguía, en cambio, era visible en la distancia: un tipo enorme del norte, rubio y musculoso.
Estaba seguro que iba a por él, el secreto que había descubierto en aquella farmacéutica era demasiado grande como para ser el único tras la información que él había robado.
Cuando llevaba cinco minutos corriendo llegó a su destino, el piso franco de la zona oeste de la ciudad. Allí tenía una mochila prepara con todo para largarse del país: dinero de diferentes países, pasaportes, algo de ropa, etc. Subió corriendo las escaleras, abrió la puerta con sus llaves y pasó. Lo primero que hizo fue beber algo de agua y sentarse a coger aire, la carrera lo había dejado exhausto. Pasaría allí la noche y se marcharía por la mañana en el primer vuelo a cualquier parte. Decidió que se daría una ducha para relajarse y tomarse una copa después de una buena cena, a base de pasta de sobre y albóndigas en lata. Pero en cuanto entró en el dormitorio, ahí estaba, sentado en la cama le miraba el tipo enorme de la calle mientras le apuntaba con una pistola.
Estaba seguro que iba a por él, el secreto que había descubierto en aquella farmacéutica era demasiado grande como para ser el único tras la información que él había robado.
Cuando llevaba cinco minutos corriendo llegó a su destino, el piso franco de la zona oeste de la ciudad. Allí tenía una mochila prepara con todo para largarse del país: dinero de diferentes países, pasaportes, algo de ropa, etc. Subió corriendo las escaleras, abrió la puerta con sus llaves y pasó. Lo primero que hizo fue beber algo de agua y sentarse a coger aire, la carrera lo había dejado exhausto. Pasaría allí la noche y se marcharía por la mañana en el primer vuelo a cualquier parte. Decidió que se daría una ducha para relajarse y tomarse una copa después de una buena cena, a base de pasta de sobre y albóndigas en lata. Pero en cuanto entró en el dormitorio, ahí estaba, sentado en la cama le miraba el tipo enorme de la calle mientras le apuntaba con una pistola.
***
- Comisario Rodríguez, el cuerpo ya está camino del anatómico forense. Hasta ahora lo único que sabemos es que la víctima y su asesino están emparentados.
- Muy bien, en cuanto tengan más datos informarme inmediatamente. Alguien capaz de matar de una paliza a semejante tiarrón debe estar entre rejas cuanto antes.
- De acuerdo, señor.
Buen micro negro, contado con mucha fluidez. Saludos!
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